Como ya comentaba en mi anterior post, la recta última del curso ha comenzado, especialmente para aquellos que en poco más de dos meses tendrán que decidir su futuro académico más inmediato, optando por una de las cientos de titulaciones universitarias que se ofertan en nuestro país. A aquellos que ya saben con certeza cuál va a ser su primera opción de las cincuenta y tantas que se podrían escribir en el impreso de prescripción, no podría hacer otra cosa que darles mi enhorabuena y desearles toda la suerte y el ánimo del mundo, pues, además de ser una decisión difícil de tomar, no siempre es fácil acceder a los estudios que se desean.
í‰ste es el caso de Traducción e Interpretación. En la mayoría de las facultades de traducción del país se exige, no sólo una buena nota en selectividad, sino también la superación de un examen o prueba de nivel del idioma elegido como Lengua B. Existen, no obstante, algunas excepciones como las facultades de Traducción andaluzas donde, hace unos años, se suprimieron las pruebas de aptitud para acceder al primer ciclo.
Los exámenes varían de unas facultades a otras en lo que a nivel y a tipo de actividades se refiere. Por ejemplo, para acceder al primer ciclo de Traducción en la facultad de Salamanca es necesario superar 3 pruebas: un resumen en la lengua B de un texto escrito en español, un resumen en español de un texto escrito en la lengua B y una prueba oral que sólo se realizará en caso de que los anteriores ejercicios se hayan pasado con éxito.
De forma similar, aunque con ejercicios bastante curiosos, están las pruebas de la Universidad Pompeu Fabra donde, según me han podido contar, hace algunos años, en torno al 2000, las actividades consistían en lo siguiente: resumir en la lengua materna (español o catalán, pudiendo hacer ambas y pedir que sólo una sea corregida) una conferencia escuchada en directo en la Lengua B elegida y una actividad de traducción de directa.
Otras Universidades, como la Autónoma de Barcelona, eliminan la prueba oral y se centran únicamente en las escritas. En el caso de esta última se pueden encontrar ejemplos de exámenes de inglés, francés y alemán de hace un par de años aquí.
Hay quien ve que esta necesidad de superar un número determinado de pruebas y de obtener una nota en selectividad que sobrepase cuando menos el 7 confiere a la licenciatura un cierto carácter elitista. Otros, en cambio, lo consideran imprescindible para asegurar la calidad de la formación que reciben sus alumnos y asegurar el prestigio de sus Universidades.
Lo cierto es que en una titulación en la que se da por sentado el conocimiento hasta cierto nivel de al menos una lengua extranjera parece necesario algún tipo de prueba que seleccione a los que ya han alcanzado ese estadio y pueden seguir con un estudio mucho más profundo y exhaustivo como es el de Traducción. Seamos sinceros, por muy elitista y segregador que nos pueda parecer, algún tipo de método de selección, de tamiz, es necesario.
El idioma, herramienta básica para el traductor y sobre todo para el alumno en las clases de la lengua B, no puede ser un obstáculo para la compresión de conocimientos, ni mucho menos para seguir el desarrollo de las clases. Debería constituirse como todo lo contrario, un aliado con el proseguir aprendiendo la lengua, con el que seguir construyendo conocimientos partiendo de los ya adquiridos, y sobre todo como una ayuda con la que sortear los numerosos problemas que plantea el ejercicio de la traducción y/o interpretación.
Siguiendo con la idea de la criba en el acceso a traducción se podría pensar que para qué realizar una prueba adicional si ya contamos con unas notas de corte casi imposibles de alcanzar; ¡qué mejor colador que éstas!
No obstante, no parece ser que los exámenes de lenguas extranjeras de selectividad nos evalúen con la misma exigencia con la que lo hacen algunas Universidades, pues por lo pronto no se evalúan las destrezas de compresión y expresión orales (al menos en algunas Comunidades Autónomas como la andaluza).
No sé qué opináis sobre el tema, si veis o no imprescindibles las pruebas, si el hecho de que existan es elitista, si otorgan prestigio a las Universidades, si creéis que son necesarios dos tipos de pruebas (selectividad y las impuestas por las propias universidades), si eliminaríais alguna etc.
Por el momento, os invito a participar y a dar vuestra opinión, contando vuestra experiencia, algo que sin duda servirá de mucho a los futuros estudiantes de traducción.
Un saludo
Inmaculada Prieto